Miro desde la habitación 502 del Sofitel Bahía Hotel y el horizonte se derrite rápidamente en púrpura, azul y amarillo. Oscurece y es hora de ir a la piscina.

Ambiente calmado, treinta grados, ochenta por ciento de humedad a las seis de la tarde. Luces se acercan–un avión–mientras mucho más lejos las constelaciones se tornan en imágenes conocidas o en novedades fascinantes.

Buceo aguantando la respiración por algunos segundos y emerjo en un cielo ligeramente distinto. ¡Zoom! se mueve una luz pálida. ¡Swash! sigue su camino impertérrita en un arco perfecto. Cuando presto más atención el cielo se llena de satélites cruzando en distintas direcciones. ¿Cuál es su propósito? ¿Fotos inéditas, llamadas urgentes, páginas de internet como estas, o cabezas nucleares listas para desintegrar millones de humanos?

Tanta belleza, misterio, poder o inocencia. Satélites cruzan el cielo de Salvador al comienzo de una noche tropical.