Vienes tarde otra vez, como tren de carga

Author: Luis Page 6 of 15

Banderas

Luca Prodan se rió de la bandera Argentina

Yo quiero a mi bandera (bis4)
Planchadita (bis5)

La bandera de Chile fue descrita intensamente por Elvira Hernández (PDF de legalidad disputable):

Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile
en boca cerrada no entran balas
se calla

allá arriba en su mástil.

Nos juntamos a comer con amigos y la presencia del Union Jack es inescapable. Una bandera chiquita en la cocina, unos banderines en el patio, los individuales en la mesa. Treinta y cinco años atrás el Union Jack estaba en Picadilly Circus, disquería en Providencia. Las banderas nos transportan, pero son pedazos de genero, matamos por la bandera, torturamos bajos sus colores y saludamos con un beso. Tapamos la cara con la bandera tricolor y es ‘por la patria’. Planchadita, planchadita, planchadita…

Es el hermoso azul Wünelfe, el lucero de ocho puntas. Resistencia contra los chilenos basada en el poder de Venus.

S (ese era nu nombre) tuvo su casa rayada con la bandera de EEUU acusado de espía. Nadie sabía que había renunciado a su ciudadanía décadas atrás, avergonzado por Vietnam, y que jamás logró regresar: murió en Australia sin poder ver nuevamente la bandera.

Izar, arriar, izar, arriar, izar, arriar hasta perder el sentido como dijo Elvira. Flotando gigante entre edificios fiscales, un símbolo monstruoso hecho de tela de paracaída, un símbolo acogedor como un té con miel y limón.

Si uno mira atentamente la ciudad parece una bandera, sucia, deshilachada. La bandera de la policía repartiendo palos, la bandera de los resignados a continuar en movimiento perpetuo, la bandera de la poetisa urbana.

Clasificados: Otros otros

Otros servicios para pagar por los servidores de Tren de Carga. Click para agrandar.

Otros servicios para pagar por los servidores de Tren de Carga.

¿Cómo alguien no nos va a encontrar preciosos? Somos chicos VIP.

Castañas

Anónimo dejó las castañas en el asiento del parque
curiosamente formó una familia en la lluvia
una por una, recogió las castañas
con la mano del gato
una para ti, dos para mi
con mano de gato mojado en llovizna frontal
esa que dura por semanas.

Anónimo abandonó las castañas del gato.

Las castañas del gato (Foto: Luis).

Las castañas del gato (Foto: Luis).

Recargando baterías

Había un ruido infernal en la oficina de Tren de Carga.

Duele de frío

Hay días en que el aire duele de frío, corta como vidrio y se siente (realmente) el silencio. Volando en bicicleta desde el trabajo me detuve ante la composición verde brillante. Una de las ventajas de usar un computador pequeño es que queda espacio en la mochila para llevar otros accesorios: cámara compacta, grabadora digital, micrófonos y cachureos varios.

Al final de un día cualquiera de abril paré la bicicleta, rescaté la cámara de un bolsillo, ajusté la velocidad del obturador y click, grabé el aire frío rodeado de nubes extrañas. ¿Después? Seguí pedaleando.

El aire dolía de transparente.

El aire dolía de transparente.

Ojos

El ojo de vidrio fija la mirada
vítreo, púrpura, todo lo cubre monotonamente.
El ojo de plástico vibra rítmicamente
pasea, acariciando cada árbol
(nube y hoja de pasto)
con su tierna córnea de silicona.

Nuestros ojos ignoran la vida análoga
perdidos en una red cada vez más ultrahumana.

Chao Ramiro

“Murió Ramiro” comunicaba escuetamente el email.

Ramiro no era santo de mi devoción; al contrario, representaba los aspectos más autoritarios de la sociedad de fines de los ochenta. Director de escuela en tiempos de dictadura, exhalaba carencia de respecto hacia los estudiantes, su intolerancia y exigencia empujó a más de uno a extremos…

Pero. Sin embargo. A pesar. Sus clases, al menos en mi opinión, inspiraban el deseo de querer aprender o entender más de Optimización o Evaluación de Proyectos. De los + o – 60 cursos para completar mi carrera (50 obligatorios + 10 electivos) esos dos son de los 5 que más me impresionaron: junto con ecología (Rodolfo Gajardo), cálculos (Sergio Mora) y mejoramiento animal (Ximena García).

Murió una epoca, difícil de entender mirándola desde el presente sin el beneficio de experiencia directa. Reuniones en el anfiteatro, “emplazamientos”, exigencias, llamados a paro, intervenciones, diferencias políticas profundas… pero definitivamente de encuentro matemático; contradicciones de dictadura, quizás lo hubiera apreciado más en un universo alternativo.

Chao Ramiro.

Edificios post-terremoto Febrero de 2011 (Foto Luis:  http://500px.com/photo/29277635).

Edificios post-terremoto Febrero de 2011 (Foto Luis:  http://500px.com/photo/29277635).

Cuándo dijimos cuándo

La parábola esgrimió un nuevo significado cuando le pedimos peras al olmo. Quiero un auto y un trabajo con sentido, consentido no soy pero me gustaría que sucediera por obra y gracia de nuestro (se)ñor, ése en que no creo mucho—o nada para ser honesto.

Predigo una visita y caminata, una búsqueda de conexión a esa sociedad de mi periferia. Al revés, yo soy la periferia y busco un noray para descansar unos minutos. ¿Cuándo fue la última vez que dijimos cuándo te veo?

Leo los periódicos, que frecuentemente cuentan salvajadas: intolerancia explotando en las esquinas. Debería ser obligatorio existir como immigrante, darse cuenta de que el chico pelo tieso quiere lo mismo que tú (¿te has visto al espejo? Tú, también chico pelo tieso). ¿Cuándo vamos a comer juntos?

¿Cuándo me vas a preguntar cuándo cualquier cosa?

El tren que vive de parábolas.

Somos de nuevo

Somos de nuevo, habemus web, somos fénix de las inyecciones de código. (A todo esto, qué raro se lee el plural de fénix.) Algún ocioso desgarró caos en nuestra oficina central corporativa, la piezucha que arrendamos por semana para albergar los servidores de Tren de Carga. Claro que la actitud poética hacia la ciberseguridad no fue mucha defensa contra los malhechores de sombrero negro. Una sobredosis de código y caímos en desgracia total con Google et al. Su sitio está infectado, escobíllelo, encérelo, hiérvalo con lejía, golpéelo con las rocas del río. Enjuáguelo y consideraremos incluirlo nuevamente como parte de la internet prístina y saludable.

Todavía estamos haciendo inventario pero hay algo seguro: desapareció la página que detallaba nuestra (i.e. la de Tren de Carga) misión en la vida, junto con algunas fotos de valor histórico. Trataremos de reconstruirla con cuidado y amor de arqueólogo; sin embargo, no lloraremos unos pocos bits si fallamos en el intento. La función terapéutica de Tren de Carga se gatilla al escribir, la lectura es de yapa.

Mientras rescataba los pedazos de tren encontré estas palabras de Jorge Teillier:

Te gusta llegar a la estación
cuando el reloj de pared tictaquea,
tictaquea en la oficina del jefe-estación.
Cuando la tarde cierra sus párpados
de viajera fatigada
y los rieles ya se pierden
bajo el hollín de oscuridad.

La nostalgia de los trenes, esa saudade lárica de retornar a esa conjunción espaciotemporal que ya no existe, con relojes digitales que no necesitan ni tic ni tac para contar la hora. Sólo queda inventar nuevas conjunciones espaciotemporales (anisotrópicas, por supuesto) para revolver el gallinero.

Ah, y saludos a Ramy y Paulina si nos están leyendo.

Crisis de punto de vista

¿Qué te hiciste? ¿Dónde estás? Crisis de punto de vista, ya que lo que viene se avizora más breve que lo que ya pasó. Revisamos nuestras listas, plantamos árboles, tenemos hijos-casa-perro-gato-auto, tenemos más de lo que soñamos en algún momento pero el tiempo se escurre entre los dedos.

¿Qué sigue? En un momento nos damos cuenta de que hemos perseguido espejismos (y algunas verdades maravillosas). ¿Cuánto podemos y debemos dar de lo que hemos aprendido? Queremos evitar los mismos errores, mostrar nuestros sentimientos y aproximarnos a los ideales que soñamos con una banda sonora de David Sylvian.

¡Feliz cumpleaños! (atrasado para variar, tarde como Tren de Carga).

Saliendo de la primera clase del año—en que estúpidamente logré antagonizar con un estudiante que no estaba dispuesto a participar—pregunto abiertamente “¿Hay algo más?”. Tal vez necesitamos juntarnos en el patio de un buen restaurant y conversar una comida pantagruélica, unas buenas cervezas e inventar los próximos veinte años; con la marca que realmente queremos dejar.

Page 6 of 15

Powered by WordPress & Theme by Anders Norén