Vienes tarde otra vez, como tren de carga

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Encuentro en Venecia

Sábado 22 de Febrero 13:20 hrs. Si estuviésemos en otro planeta a 11.000 años luz del nuestro, esta sería la imagen que más les llamaría la atención a magos y astrónomos de esas lejanas tierras. Nuestro encuentro en Venecia. Como paradoja de la luz y de la vida que se construye a pulso de emosiones.

En el fondo de tus ojos

Martes 26 de Noviembre 17:30 pm. Ya no están los tiempos para ocultarte aquella verdad inesperada que nos llegó de súbito como flash de una fotografía digital no deseada.

La luz que se consume en el fondo de tus ojos formando las imágenes cotidianas que construyeron tu infancia y te enseñaron a reconocer plantas, aves y paisajes ya no llegará más.

Dicen que fue un error estar ahí ya que la muchedumbre, con sus gritos de revancha y equipos de defensa, al igual que juegos de niños en día de lluvia invernal, confundía hasta los signos zodiacales.

Pero algo es claro hoy entre copas de árboles primaverales que cambian de color y forma como lo hace hoy el ánimo extenso de los individuos en las calles de la ciudad .

Sueños violentos seguirán visitando nuestra memorias y ahora, para poder mirar el paisaje, tendremos que exhumar nuestros recuerdos ignorando por siempre la luz en el fondo de tus ojos que no volverá.

Mélange en el subte

Viernes 17 de enero 12:10 hrs. Que nos ha pasado hoy. Bajo tierra la urbe escalofriante de ruido. Cantantes de ópera violines y vendedores de agua llenan el espacio posible.

Un escenario, un mini market y la muchedumbre que entra y sale transando sonidos y mercaderias para pasar el calor o para olvidar el día en movimiento.

No se si es cultura o simple desesperación por querer pagar un arriendo a fin de mes o algunos días de descaso en una playa muy local.

Aqui en lo subterráneo la vida fluye con alta entropía y miedo al fuego que se descarga silencioso sobre un Santiago de Chile cada día más desarmado.

Galaxia orgánica

Domingo 12 de enero 18:45 hrs. Vivimos en la galaxia organica, esa llena de carbono que queman las usinas al fondo de las ciudades emergentes como propiedades de sistemas muy pero muy complejos.

Aquí vamos sujetos a líneas de árboles que capturan la luz y en malabares de moleculas unidas por la nada giran marcando el sinodo de habitantes que caminan bajo una luna lejana pero habilmente presente.

Aquí nacinos, aquí vivimos y aquí moriremos en una especie de paisaje hecho de polvo lejano hasta el zenit que lleva a una tarde de enero a ciclos de carbono interminables que ya nos colman la paciencia.

La luz tras las cortinas de vidrio

La arremetida de lo imprevisto en la sociedad nos pasa la cuenta. ¿Cuantas rayas por metro cuadrado en las calles de la ciudad, cuanto adoquin de piedra de montaña sacado de cuajo y puesto en la barricada de la esquina, cuanta esperanza, rabia, desazón e impaciencia sin terminar, inconclusas?

Ahora, las avenidas sin semáforos son dirigidas por el pueblo, el pulento pueblo que se reveló a si mismo cansado de si mismo y de como lucia su rostro en el espejo de las sociedades emegentes. – Prefiero ser pobre y mortal que rico en edificios que parecen escenografía- me decían al tirarles una moneda por la labor de dirigir el transito en las grandes vías.

Todo cambió y seguro seguirá cambiando ya que hoy lo imposible si ocurre y se transforma en cotidiano. Nos tomó 20 años salir de una dictadura que regía el territorio sin las leyes de las Tecnologías de Información. Nos tomó otros 30 el darnos cuentas cuan inbéciles habiamos sido al creer lo que decian las pantallas en las casas, calles y teleéfonos inteligentes. Y nos tomará 40 años más poder volver a ser algo que no sea una copia infeliz del eden de una sociedad moderna del emisferio a coordenadas positivas.

Han sido duro estos 46 últimos años, donde a la macro escala siempre hemos vivido en la catástrofe ya sea natural, la de los merccados emergentes y ahora la del desgaste de las emosiones por un devenir sin devenir que tienen los jovenes en las calles ya cansados. A la micro escala se vive bien, se es feliz con un café pensando en un futuro que ahora, con más certeza que incerteza, se ve complejo y que a destellos de noticias y eventos novedosos parece que nunca llegará. Como ocurre con la luz tras las cortinas de vidrio en esta ciudad

La sombra tras el tiempo

Santiago, 12 de diciembre de 2019. Ya van 50 días desde el inicio de la revolución donde hemos visto con asombro todo lo que ha emanado desde nuestros corazones como vómito volcánico que deja en la superficie un orden de nuevos materiales.

En las calles rayas hasta el desquisio la palabra “muerte al conquistador” se repite una y otra vez en colores y caligrafías diferentes que acompañadas de demandas a ratos universales, locales, antíguas y contradictorias nos hablan de dolor acumulado hace ya varios siglos.

¿Quien fue, en esa mañana iluminada de junlio de 1493, el primer mujer/hombre que nacido en las ´islas Guanahani marcó con su llanto la división del universo? La revolución del 18 de Octubre es solo eco de ese despertar antiguo de millones de mestizos como yo.

Aquí fuimos abandonados uno a uno a través del continente Americano: sin cosmovisión que nos hable del origen, sin rito de iniciación al despertar la primavera y solos amparados del amor de nustras madres que siempre nos han amado hasta el infinito.

La revolución seguirá su marcha implacable transformando todo precepto y convicción acumulada tras la sombra del tiempo. No se si llegará algún día a su fin, no se si será la redención a tantos años de silencio Americano.

Carros Rojos

A Sonia Reyes Paecke

Las calles corren vacias de autos y microbuses despues de las 17:00 hrs en un Santiago de paredes rayadas y perfumes de humos ácidos que emanan de bombas lacrimógenas.

En la esquina de Alameda con Portugal un grupo de chinchineros toca sus tambores y en giros orbitales marcan el ritmo de una primavera que se siente más caliente que antaño.

Un poco más al oeste la gente que ocupa la calle para un picnic o para una conferencia constitucional gritan por las nuevas posibilidades de un país soñado desde otros tiempos.

Más abajo, a un costado del cerro Huelén, una orquesta de trombones y trompetas irrumpe en la esquina siguiendo su marcha incondicional simulando ante todo una fiesta de domingo.

Alameda con Santa Rosa frente a la Biblioteca Nacional. La batalla campal, los gritos de muerte indecibles, el humo de un incendio que consume a edificios redimidos en la antigua democracia.

Llegan los Carros Rojos que con permisos obtenidos al paso de una muchedumbre congelada por imágenes del Dante no sabe si ya es suficiente lo avanzado hacia el abismo.

Vuelvo caminando a mi casa después de una tarde no reconocida en mi memoria. Me esperan las pantallas que con sus luces RGB me mostrarán una y otra otra vez la misma película.

Mi mirada no se detiene con el tiempo

Mi mirada no se detiene con el tiempo

Lo sabias cuando entraste a la sala del museo de La Moneda en ese Santiago de Chile.

Buscando pesares escondidos en las piedras o un momento para descanasar al tumulto de hombros que marchan por la ciudad.

No encontramos en un rincón indefinido y me dijiste “mi mirada no se detiene con el tiempo”

Afuera todo seguirá normal, normal como nuestro primer beso después de la catástrofe.

(Fotografía Marcelo Miranda (c) )

Certezas

Marcelo. Dime, ¿cuales han sido tus últimas certezas?

Una brisa toca mis mejillas en una tarde de primavera a 34°C por día, por noche.

Momento de inestabilidad

Hace tiempo que no sentía tanta inestabilidad.

Las personas en las avenidas de la ciudad corriendo y gritando como si el sol se hubiese detendino en un punto para luego no avanzar.

Los ojos gritan ya que el silencio de las voces se expande como ondas llenando de fuego y rabia edificios de gobierno e iglesias eximidas.

Ahora nadie nos puede decir que es lo que debemos hacer. Nadie puede hablar y mudos estamos frente a las pantallas digitales.

Como bien lo ha dicho mi amigo Nicolas “la palabra ha perdido su sentido y ha comenzado la violencia”

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