Vienes tarde otra vez, como tren de carga

Category: Comunicación Page 2 of 4

Forma y fondo

Un día de 1991(?) Mauricio Redolés remeció la televisión, cuando despúes de que le pidieran que recitara uno de sus poemas empezó: “Hay viejos culiados que no creen en nuestro amor…” Era un escándalo de forma decir viejos culiados en la televisión, pero curiosamente no era un escándalo de fondo la censura demoledora.

Hoy, casi 30 años después, la TV no se atreve llamar por su nombre al perro Negro Matapacos. La forma se traduce en “periodistas” o lectores de noticias complicados, atragantados, temerosos de pronunciar un nombre en las noticias. El fondo es el miedo y la violencia sempiterna de la censura.

A veces nos ofrecen cambios de forma, una capa de pintura, un parche delicado, sobre la herida larga y maltratada. Queremos cambios de fondo, que se expresen por supuesto en forma también, pero que no nos dejen esperando otros treinta años para ver que nos metieron el dedo en la boca. De nuevo.

Ping 311.512 ms

Marcelo hizo referencia a los destiempos de Tren de Carga, dónde las diferencias son 12 o 16 horas. Curioso, decidí medir nuestra distancia en internet desce Nueva Zelandia a España (su ubicación temporal), para lo que usé el sitio de internet por antonomasia: la Real Academia Española. Abrí un terminal en el laptop y escribí:

ping www.rae.es

Bup, bip, plonk dijo el computador, a sus órdenes, y envió unos paquetes a través del espacio electrónico, hizo acuso de recibo y dijo 311.512 milisegundos. Volvió a hacerlo y cantó 310.381 ms, 560.289 ms, 477.411 ms y otros números varios. Claramente necesitamos contexto:

ping www.radionz.co.nz 20.386 ms (Radio New Zealand, al lado)
ping www.abc.net.au 18.135 ms (Australia, 2000 km)
ping www.uchile.cl 368.824 ms (Bien lejos)

A lo más medio segundo para llegar a las antípodas. Sin viajes heróicos ni cohetes, ni aviones. Señales eléctricas, luz, convirtiendo entre movimientos de teclado y pixeles bailando en una pantalla.

Dedicación al arte

Para dedicarme al arte debo:

  • Dejar las maquinas cibernéticas por la fotografía a papel lustre.
  • Escupir sobre una botella a plastico para beber sobre un vaso a vidrios reciclados.
  • Bajar del caballo a herraduras de carbono para montar la máquina fotosintética.

El paracaídas controla la subida por medio de micro-jets a comandos nanoelectrónicos.

Para dedicarme al arte debo cambiar de lado estas conclusiones.

Si pensamos en la lógica

Todo parecería ir en buen rumbo.

Eclipses de sol acortando el día meridiano de los días, salidas de mar sobre ventanales antiguos, cenizas de ríos que inundan los cráteres volcánicos.

Al parecer, todo está en el orden que lo dejaron nuestros padres, el cual será el orden precedente que dejaremos a las nuevas especies.

¿Como saber cuando un reloj cambiará nuevamente su segundo?

¿Como saber cuando las hojas raptarán nuevamente un fotón al firmamento?

Eclipses de sol remanentes, salidas de mar remanentes, cenizas de río remanentes, espacios de vida remanentes.

Esto es lo que va quedando al imprimir en reversa estos últimos momentos.

Banderas

Luca Prodan se rió de la bandera Argentina

Yo quiero a mi bandera (bis4)
Planchadita (bis5)

La bandera de Chile fue descrita intensamente por Elvira Hernández (PDF de legalidad disputable):

Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile
en boca cerrada no entran balas
se calla

allá arriba en su mástil.

Nos juntamos a comer con amigos y la presencia del Union Jack es inescapable. Una bandera chiquita en la cocina, unos banderines en el patio, los individuales en la mesa. Treinta y cinco años atrás el Union Jack estaba en Picadilly Circus, disquería en Providencia. Las banderas nos transportan, pero son pedazos de genero, matamos por la bandera, torturamos bajos sus colores y saludamos con un beso. Tapamos la cara con la bandera tricolor y es ‘por la patria’. Planchadita, planchadita, planchadita…

Es el hermoso azul Wünelfe, el lucero de ocho puntas. Resistencia contra los chilenos basada en el poder de Venus.

S (ese era nu nombre) tuvo su casa rayada con la bandera de EEUU acusado de espía. Nadie sabía que había renunciado a su ciudadanía décadas atrás, avergonzado por Vietnam, y que jamás logró regresar: murió en Australia sin poder ver nuevamente la bandera.

Izar, arriar, izar, arriar, izar, arriar hasta perder el sentido como dijo Elvira. Flotando gigante entre edificios fiscales, un símbolo monstruoso hecho de tela de paracaída, un símbolo acogedor como un té con miel y limón.

Si uno mira atentamente la ciudad parece una bandera, sucia, deshilachada. La bandera de la policía repartiendo palos, la bandera de los resignados a continuar en movimiento perpetuo, la bandera de la poetisa urbana.

Clasificados: Otros otros

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¿Cómo alguien no nos va a encontrar preciosos? Somos chicos VIP.

Verborrea

Admiro la capacidad y constancia de autores que publican una columna semanal. Ellos (o ellas) que, casi mágicamente, logran capturar la esencia de la humanidad, el pulso de siete dias o el dolor de un cuarto de luna.

Mi estilo—o mi condena—es la inconstancia. Un yo-yo de productividad que me mueve entre textos largos (tres este año) y silencios de posts aquí y en conuco. Un salto entre la verborrea breve de twitter y más silencio.

Los terremotos no ayudan, comprimiendo el trabajo semestral en varias semanas menos. Pero, acepto, son más que nada una excusa para el yo-yo. ¡Ah! y los incentivos… A veces quedo contento con unas pocas palabras:

Watching “Monsters vs aliens”. It’s just like the war in Libya but with monsters and aliens and a smaller budget.

o

There is nothing like air pollution to improve a sunset.

Conciso. Simple. Gracioso, en serio, gracioso. Y está la satisfacción immediata, sin meditación, bajo costo. Y de vez en cuando uno encuentra la combinación apropiada de palabras (o no).

Wireless and trees

Como siempre, Tren de Carga se adelanta a las realidades futuras (o pasadas).

Wi-Fi Makes Trees Sick, Study Says

Nota 1:ver 3 post anteriores.

Nota2: este mensaje se ha enviado vía una wi-fi hogareña de jardin. 

Y de eso

En el futuro, de eso murió la gente.

Primero fueron los post y los mensajes a texto por las wireless.

Luego la hiper-conexión en 1, 2 y 10G, sobre echos sonoros a wireless.

Y nadie pudo pensar lo que pasó…La piel se empezó a descascarar y los ojos a brillar en suave tornasol.

Y nadie pudo pensar lo que pasó…Luego vinieron las escaras y el destiño del cabello, los dolores al ombligo y las ganas de no conversar.

Y nadie lo pudo pensar…Algunos se volvieron casi locos y otros empesaron a sentir deseos indómitos o sentimientos escondidos como ese de querer tomar más y más agua.

De aquí la muerte se vió a un paso, en numero exponenciales, en números logaritmicos como si se dibujaran a marcas infinitas sobre las wireless.

El futuro ya paso

Escribo este mensaje desde el lobby del aeropuerto Pearsson de Toronto a 8000 km de ustedes.

El año pasado, en viaje semejante, no lo podía hacer por que el acceso a internet era pagado y reducido.

Hablé con una de mis hijas por teléfono, perdón por Skype y con la cámara levantando el computador le mostré la gente, el edificio, el cual encontraron soberbio (turbantes, gorros extraños, velos, botas vaqueras y ropa latina conformaban el paisaje).

Para ella esto de ver un viaje en tren, un hotel o un aeropuerto en vivo no es futuro, es su presente y no es distancia.

Para mi es algo extraño que me tiene cerca y lejos, mirando dos horarios y pensando en dos espacios completamente diferentes pero presentes.

Otra gracia de este pasado es que ella vía web seleccionó su regalo en una tienda, el cual compré con cero incertidumbre y luego mostré a la cámara para confirmar que todo iba Ok.

Casi hablo tres lenguas pero ya no es necesario. Una persona en la calle me escribía lo que me quería decir y una máquina indiscreta casi lo repetía en perfecto Castellano.

Un cosa extraña eso sí que he notado estos últimos días, son las marcas ácidas de wireless entre mis piernas.

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