El horizonte se alarga cada día más. Se aleja hacia la derecha y luego hacia abajo. Se expande en las olas como ondas electromagnéticas filmadas en mini CD.

Boca abajo me encuentro por la ultima protesta ecologista que decidí seguir. Si me amarro a un árbol no resulta, si tiro pintura fresca verde a un muro no resulta, si soy un ignorante elegido por mi voz y ademanes políticos talves todo esto resulte ser un engaño.

Tengo las rodillas rotas por correr cerro arriba, cerro al lado y cerro abajo tirado por la sensación de Pegasus. Pero las rodillas se rindieron como visagras de puerta y ventanas en la playa. Ahora paso sentado la gran parte del día.

El horizonte está lejos me dijiste antes de cerrar los ojos y pasar al otro patio. Nada simple eso de andar siempre sonriente, más todavía despues de magna aventura. Pasar al patio del vecino.

Pero fuiste genia! A todos nos engañaste con ese ataud de doble fondo, esa vida de doble fondo sobre el horizonte que se pierde en la boca del tren urbano de doble llegada tarde.

Corramos a 300 km/h?. No es por vencer la ley y al desafio a la autoridad. Solo el gusto de ver como tiemblan los zapatos y como se estira la corbata dejando un lost horizon remanente.

Lost horizon: pasa lento de una ceja a otra mirando el mar en febrero.