He sido, soy, un apóstata. Problemas con estructuras y órdenes predeterminados, dogmas y otras restricciones me han empujado a buscar alternativas. Puedo estar de acuerdo con el fín–al menos en algunos casos–pero no con los medios.

Debo también confesar que nunca he podido ‘dar hasta que duela’. Es una seria limitación en la que aún estoy trabajando.

Temo al conformismo, temo a la renuncia total, temo el vivir igual día tras día. Admiro a los que abrazan la incertidumbre, pero reconozco que a veces me aterroriza.

Creo en ti.