El ojo de vidrio fija la mirada
vítreo, púrpura, todo lo cubre monotonamente.
El ojo de plástico vibra rítmicamente
pasea, acariciando cada árbol
(nube y hoja de pasto)
con su tierna córnea de silicona.

Nuestros ojos ignoran la vida análoga
perdidos en una red cada vez más ultrahumana.