Había un ruido infernal en la oficina de Tren de Carga.
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Había un ruido infernal en la oficina de Tren de Carga.
El ojo de vidrio fija la mirada
vítreo, púrpura, todo lo cubre monotonamente.
El ojo de plástico vibra rítmicamente
pasea, acariciando cada árbol
(nube y hoja de pasto)
con su tierna córnea de silicona.
Nuestros ojos ignoran la vida análoga
perdidos en una red cada vez más ultrahumana.