¿Qué habría hecho cambiar de bando a Pinochet? Esta es otra pregunta en la discusión de SYNCO. Aquí está mi versión:
Nos gusta pensar que la vida tienen sentido y que la historia es impulsada por razones de peso. Filosofías políticas, teorías económicas e intereses comerciales nublan los libros de historia con explicaciones elaboradas a posteriori. Los próceres pronuncias palabras importantes y consideraciones bordeando el ridículo; Arturo Prat diciendo ‘Muchachos, la contienda es desigual…’ en vez de ‘vamos a sacarles la cresta…’
Pero estoy pecando de digresión, ¿En qué iba? Estaba buscando las razones de Pinochet para cambiar de opinión, cuando me tropecé con las memorias de Yolanda Sultana. Es un libro sencillo, pobremente editado, que apareció publicado el 10 de diciembre de 2007. Sí, exactamente un año después de la muerte de Pinochet. El libro había sido terminado por lo menos un par de años antes, pero Sultana estaba esperando el tiempo oportuno para presentar sus dramáticas revelaciones, de las cuales presento un fragmento a continuación.
Capítulo cinco: La Muerte.
Lucía Hiriart llegó a mi consulta el primero de septiembre de 1973. No era su primera visita, pero nunca la había visto tan nerviosa. ‘Tírame las cartas’ pidió casi llorando. ‘¿Pero qué te pasa Lucía?’ le consulté. ‘Creo que Augusto me está engañando’ respondió, ‘Está nervioso, distraído, oculta papeles y contesta el teléfono susurrando, casi a escondidas’.
Le tiré las cartas y terminamos con La Muerte: transformación completa, renacimiento. Ahí me pegué el alcachofazo, conecté los puntos, rumores dispersos. ‘El no te engaña…’ le dije con ese tono de adivina sabia ‘…pero enfrenta una decisión difícil, que afectará la vida de mucha gente’. Ella respiró con alivio, sacándose un peso de encima y finalmente preguntó ‘¿Cuál es la mejor decisión?’ Todos los caminos pueden terminar mal, pero ví la posibilidad de ganancias más allá de lo imaginado y aposté al todo o nada. ‘Que se una y lidere’ murmuré.
Y así se tomó una de las decisiones más importantes de la historia moderna de Chile. Sólo podemos especular qué hubiera pasado si Sultana hubiera dicho ‘Que se oponga’.
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