Vienes tarde otra vez, como tren de carga

Month: September 2008

Paul, Paul Newman

Conocí a Marcelo en primer año de universidad en 1987. Un grupo de estudiantes sentados en la hora de almuerzo, en una de las primeras semanas de clases. Típica situación, alrededor de la mesa, presentándonos: me llamo X y vengo de Y, yo soy U y vengo de V. De repente un individuo pone su mejor voz y dice ‘me llamo Paul, Paul Newman’. Y así nos empezamos a hacer amigos. Paul Newman nos dejó un par de días atrás.

Estamos empezando a parecer la sección obituarios de los pasquines de costumbre.

Adiós a David (2)

El estar hoy en tren de carga no es casualidad. Se lo debemos (en mucha parte) a otros poetas.

Tiempos pasados leyendo a Huidobro, Parra, Rokha, Rojas ya sea esperando una micro, sentado bajo un damasco o “esperando el agua más fría de la llave” no fueron más que una estratégia de querer viviir la vida girado hacia otro rumbo.

Ganímides, fué un experimento de David Turkeltaub. Un experiemto con tanta pasión como la “maquina de Dios” que nos tuvo (tiene) siempre felices de existir bajo los designios de la poesía.

Hoy, antes de partir a dar un curso, recorrí de un pasar mi estante de libros de poesía. Por esas casualidades de lo estocástico, me detuve en “Hombrecito Verde”.

Ahora, tengo claro que haré al regresar a mi casa. Lo lamento mucho.

Adiós David

Como es de conocimiento público, el slogan de este sitio (Vienes tarde otra vez, como tren de carga) es un verso de David Turkeltaub. También es pública mi existencia perdida en el espaciotiempo.

Cada cierto tiempo–no muy frecuentemente, como quedará claro en la siguiente oración–yo consultaba internet para ver si había nuevo material de Turkeltaub en linea. Hoy repetí el proceso y me enteré de su muerte. Me dió pena, sensación de pérdida; y me dió alegría el pensar que tuve la suerte de leer sus palabras. Esta es la tercera vez que publicamos algo de su obra. La primera fue el slogan, la segunda Geratevet y ahora ‘A mi hijo, cuando cumpla 13 años’:

No se debe empujar al amor
El amor se encargará de empujarte

No se debe forzar el amor
El amor te violará repetidamente

No trates de apostarte en la esquina donde pasará el amor
Ese día justamente cambiará de ruta

No trates de conquistar a nadie
Las prisioneras de amor escapan igual que las de guerra

Si quieres una esclava, cómprala

No conocerás al amor por las palabras suaves
Conocerás al amor por la yema de los dedos


La que es hermosa a tus ojos es hermosa a tu corazón.

Esto copiado de la página 129 de ‘La guerra de los poemas de amor’, libro que me ha acompañado por dieciocho años y miles de kilómetros. Adiós David.

Almácigos

Dedicamos parte del fin de semana pasado a sembrar y preparar almácigos. Obsesivo como siempre, entré a un mundo de coincidencias y sincronías de carácter árabe. ‘Al-mácigo’ pensé; tiene que venir del árabe.

Y sembramos tomates (’Oregon spring’ y ‘beefsteak’), alcachofas (otra presencia árabe), cilantro, zanahoria (de nuevo), porotos y pimientos. Crear almácigos tiene poca ciencia pero requiere paciencia y esperanza: todo va a salir bien y las plantas van a ser saboreadas en un futuro cercano. Bueno, hoy el mesón de nuestra cocina tenía nuestra primera cosecha de brócoli y coliflor (Brassicaceae es la orden del día).

Al mismo tiempo revisaba las fotos publicadas por el Boston Globe en el blog The Big Picture (siempre excelente), con motivo de Ramadán (más acerca de Ramadán aquí). Yo podía verme comprando en el puesto de la foto catorce.

Las influencias vienen por diferentes canales: pueden ser los dulces árabes del negocio de Calle Bellavista cerca de la esquina con Loreto (Barrio Patronato), los nombres de plantas y frutas, esos cantos provenientes de la mezquita a dos cuadras del hotel. Una visión positiva en tiempos de violencia excesiva.

Fiestas patrias

Pasó el dieciocho de Septiembre sin pena ni gloria, porque a falta de referentes externos–como, por ejemplo, una fonda al otro lado de la calle–yo vivo perdido en el espacio-tiempo y las fechas vuelan sin recordar (excepto por un par de cumpleaños y aniversarios). Y fondas no hay en New Zealand.

Cuando recordé las ‘fiestas patrias’ me quedé pegado con la palabra patria. Es la patria, pero viene de patrĭus, el padre. Aquí puede ser motherland o fatherland, dependiendo de preferencias sexuales del dia.

Me acuerdo de Fulano, que define no patria, pero nación como:

un grupo de guatones con dinero y mil carretoneros borrachos.

Una versión más antigua, anacrónica como crema lechuga, es la de Quilapayún (1976):

Chile será de nuevo
estrella, surco y mar
patria de multitudes
arado y canción.

Tiempo atrás conocí a un apátrida, que tenía que esperar hasta tener dieciocho años para escoger ser chileno o nada. ¿Carretoneros borrachos, patria de multitudes, guatones con dinero o nada? También conocí varios patrioteros: individuos que ven la patria sólo en los símbolos. Patria es la bandera (aunque sea de nylon, hecha en China), el escudo, los uniformes y el folklore (o folclor).

El folklore parece ser una foto antigua, de tonos sepia. Representa esos folletos de Chile que uno puede obtener en cualquier embajada. Niño vestido de huaso, mantilla y sombrero. ¿Cuándo fue la última vez que vi uno de esos de verdad (no esos disfrazados de huaso)? Creo que quince años atrás, viajando en el medio de la nada. Fulano y cumbias es folklore, aunque no tengan espuelas.

Patria, al fin y al cabo, es un sinnúmero de estereotipos, pegados con cinta adhesiva, formando un mosaico que quedó estancado en el tiempo. Patria es también memoria, destino, punto de partida, y justificación para tomarse unos tragos. Patria es pérdida, encuentro, abrazo y justicia esquiva.

¡Feliz fiestas patrias!

No podemos parar de jugar

La vida loca me ha envuelto y me perdí por un momento en el tumulto. Tanto que el miércoles pasado–mi miércoles no el tuyo, por la circunferencia de este planeta, etc–tuve que parar. Es como cuando uno cruza la calle: todo se detiene, mirada a la derecha, mirada a la izquierda, y si nada viene ponemos un pie atrás del otro.

Bueno, estaba en que tuve que parar porque la cabeza me iba a explotar. Artículo aquí, modelos hedónicos por allá, regresión logística por acullá y sin tiempo para respirar. Pero entre todo eso, estaba leyendo Genius, una biografía de Richard Feynman, premio Nobel de física del año sesenta y cinco. Un libro extraordinario sobre un personaje increiblemente inspirador. Me sentí tocado, pero no me malentiendas estimado lector. No es que uno trabaje en física, o se crea un genio, o que vaya a ganar el premio Nobel, o que alguien piense en escribir una biografía pensando en uno. Pero me sentí tocado porque, bueno, uno está en la misma: haciendo investigación para entender como funciona el mundo. En otra disciplina, a otro nivel, con diferentes preguntas, pero con la misma curiosidad.

A veces vienen esas etapas en que uno no sabe que hacer. ¿Cuál es el problema? ¿Dónde voy con este ensayo? ¿Estoy perdiendo el tiempo? Dudas, dudas… Pero justo uno encuentra esto:

He showed Bethe what he had discovered.
– But what’s the importance of that? Bethe asked.
– It doesn’t have any importance, he said. I don’t care whether a thing has importance. Isn’t it fun?
– It’s fun, Bethe agreed. Feynman told him that was all he was going to do from now on–have fun.

Y es que la vida me envuelve y paro de jugar, de pasarla bien. Se me olvida que estoy en esto porque es entretenido, porque es un juego. ¿Cuándo fue la última vez que jugué a empañar los vidrios de un tren?

fromTrainWindow.jpg
Vaho en una ventana de tren (Foto: Luis).

Creo que debería terminar este post con una cita de Feynman, que es aplicable a cualquier trabajo de investigación.

Physics is like sex. Sure, it may give some practical results, but that’s not why we do it.

La Física es como el sexo. Seguro, puede tener utilidad práctica, pero no es por eso que lo hacemos.

De vuelta a trabajar y a pasarla bien.

Si miras al horizonte

Son las cabezas de los que marchan por las avenidas de Chile, Perú, Argentina o Colombia los que llaman mi atención. Son los paisajes de septiembre aquí en el cono Sur. Las luces de longitudes de onda roja y verde que están manchando otra vez los viejos edificios.

Son las  cabezas llenas de cotidiano, de salir corriendo y de olvidar cerrar la puerta con llave y de no darse cuenta que el sol a girado otra vez hacia el sur dejando atrás otro raro invierno de cambio global.

Mira sus cabeza cargadas de hilos eléctricos! Como enchufadas al fondo de estas calles y de estos paisajes preciosos. Ahí van, sin poder girar por esos hilos, sin poder mirar por los bloques de personas que caminan por las avenidas de luz!

Me dices que es mejor salir en papel en blanco que cargado hasta la corniza de ese ir y venir de personas de estos pueblos. Vivan los pueblos y sus avenidas de gente! Y sus plazas, cafés y edificios de vidrio en trajes de primavera!

Si, son pueblos, pueblos en paz, pueblos en paro, pueblos en incognita, pueblos muy alegres en fiesta de la Tirana, pueblos que se regeneran y se vuelven a regeneran para celebrar su propia ex-esclavitud de pueblos llamados latinoamericanos.

Son las millones de cabezas que marchan las que no me dejan dormir la siesta de domingo. Que quieren ahora ? Que vienen a pedir sin abrir sus bocas que generan un aire de conjunto vacio?.

Salgan de aquí les digo!, alejense de mi balcón! Salga ya que no hay un ser gran solucionador de problemas y de fracasos! Son ustedes los elegidos para girar sus vidas, para animar la gran fiesta de los p(r)o(f)etas!

Ya van muchos días y sigue ese caudal de cabezas llegando y llagando de ciudades a espacios 3-D reducidos. Sus cantos, sus risas a sílabas de orquestas y sus manos a drenajes imperfectos intervienen el sol RGB de esta mañana. Sol almacenado a 24 bits que no para de iluminar y que solo podemos persuadir con lentes a vitrales polarizados.

Si miras al horizonte y si lo haces a 9 mega pixiel de profundidad, veras todas estas maravillas. Ellas han sido desparramadas para ti como por un aliento de tsunami.

Diablos bailando en la fiesta de la Tirana 2008.

Desempolvando la bicicleta

Después de tres meses de frío y lluvia, la bicicleta ha vuelto a relucir. Trato de ser consistente y movilizarme lo más posible en el engendro de dos ruedas; sin embargo, no me da la motivación para soportar el invierno.

Lamentablemente no recuerdo dónde dejé mi casco y guantes, así que estoy usando el casco antiguo, que no es de lo más elegante, pero algo protege. Necesito baterías nuevas para todas las luces. Mi filosofía es parecer árbol de navidad, parpadeando por adelante, atrás y los lados. En conjunto con mi chaqueta reflectante estilo trabajador municipal no quiero que los automovilistas tengan excusa alguna.

Creo que la bicicleta ideal sería así:

Tron bike por jurvetson.

Y el diseño de la vestimenta debería estar basado en el traje y montura de Robert Redford en The Electric Horseman:

El mundo está lleno de compromisos: visibilidad versus gusto y desempeño aerodinámico.

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