Vengo de un viaje galopante, de tres mil años en tierras lejanas e imaginarias.
Pude ver otros soles, tocar otras aguas y pescar en ríos de colores alucinantes. Las aves eran semejantes, pero cantaban trinos refractarios.
Vengo de un viaje tri-milenario, con traje forjado de pseudo-corales y arcillas a cargas eléctricas desconocidas. Pude volver en el tiempo y mirar como crecían mis padres en los ojos de otras especies, de otros materiales y en el frío de otro paisaje.
Pero ya estoy de regreso, como un navegante que descubre, como un héroe que vuelve de ganar una gran batalla. Tres mil historia les puedo contar, mil historias más puedo inventar con la ansiedad de las sinapsis que me ocurren en este último tiempo.
He vuelto a mi refugio. Con sal y con arenas se han recuperado mis heridas y grabado mis recuerdos.
Ya estoy de regreso y mi humanidad se ilumina a la misma velocidad de expansión del universo.