Sino fuera por el sol, aquí iríamos perdidos vagando por esta tierra que pensamos cruzada solo por trenes de alta velocidad.
Sino fuera por el sol en el Este que aquí no sale después de cruzar una cordillera flotante, los campos serían grises como lo indica una mañana de alta velocidad.
Pero en lo que llaman norte existen bosques de pinares somnolientos que hizo volver la esperanza a las bandadas que pululaban por estas tierras y que decidieron fundar las ciudades.
Ayer plantábamos maíz en las afuera donde hoy cosechamos energía solar en cantidades insuficientes.
Un satélite persigue con su click la trayectoria de un sol sin norte, ni sur, ahora por culpa de la planicie.
Todo esto es suficiente para descubrir un viaje de años hacia el sur de esta vieja y amigable península.
Son las 9 p.m. después de una semana de 38°C de calor continuo.
La gente sale de sus escondites, de las tiendas y oficinas para sentarse al borde de las veredas a conversa.
Son millones de palabras por minuto y miles de litros de cerveza, tinto de verano y mostos de La Rioja que corren entre mesa y mesa.
¿Que se dirán en cada tarde que se encuentran? ¿Una ultra derecha que se avecina?,¿ las energías no convencionales que no alcanzan?, ¿Rosalía mañana en el teatro Cana?l.
Las últimas noticias sobre los bosques de América inquietan a ecologistas destacados. Pero jóvenes salen a correr 10k bajo el calor para desafiar al cambio climático que asecha.
La maquina cibernética y la inteligencia artificial serán la solución a este inadecuado problema que nos dejaron, que es nuestro presente.
Ahora estoy sentado mirando mi teléfono como si conversara algo interesante con un amigo en NZ colgado por hilos de un ciber-espacio. Hablo sobre el acto de protesta por errores no forzados que se cometen en el museo de América.
América fue el oro por 300 años. Ahora atiende mesas en restaurantes, lleva el pedido en bicicleta eléctrica y se sirve como ingrediente en platos de olvidado origen.
Sigo atento el dialogo de miles de voces que zumban como panal de abejas en plena primavera. Todas buscando a su reina ya que no sabrían vivir si ella.
No logro oír nada. No quiero oír nada. Aquí los cotidianos ocurren en conversaciones al igual que en nuestras villas, donde despertamos y vivimos los días pensando que mañana seremos diferentes.
Todo pasa demasiado rápido entre avenidas que suenan a llegada de caravanas antiguas y mojadas por lluvias de verano del pasado.
Edificios, balcones y vidrios miran al sol esperando un rocío de mañana ácida que ha de transformarse de súbito en otoño.
Gente caminando en todas direcciones. ¿Pero cuales son esas direcciones? Un nuevos norte al sur del antiguo sur. Un nuevo este con montañas que no convergen a ese antiguo mar Mediterráneo.
–Avenidas donde caminas rápido, días donde la luz pasa rápido y horas olvidadas por el destino que mantiene a la memoria-
¿Y los paisajes, que hay de las paisajes?. ¿Esos que vibran y vibran entre ventanas y balcones que vibran sin fin?
Ahora todos están presentes. Y de súbito se mueven líquidos como un libertango.
¿Que pensarían generales, condes y reyes si vieran en que se han convertido estas calles?
¿Que dirían mercaderes, esclavos y juglares si vieran en que se han convertido las piedras y adoquines traidos con dolor?
Ahora la calle suena a música envasada, a disfraces alegóricos que como escenografias quieren rememorar algo pasado.
¿Pero cuándo terminó el pasado y cuándo estas piedras se transformaron en mentiras de si mismas?
Ahora, aquí una catedral en reparación eterna y burbujas de agua y detergente configuran la plaza central que cada día recibe al sol.
La antigua música de juglares, el dolor de los esclavos y la mercancia de los mercaseres han sido reemplazados por turistas de short a 1000 fotos por segundos.
Hace algunos días algo cambió en el jardin invisible de la Mora. No se si fue su luz o el olor a escalonia esclerófila que ronda con el rocío en la mañana.
No estoy seguro, pero en este micro universo de plantas, hojas y calcetines escondidos, cuya dueña de cuatro patas y fidelidad incondicional a mi llamada habita, estaba alborotado por energías no convencionales que condicionan el paso a una dimensión 4D.
Una nueva entidad corre junto a ella, una amistad de siglos o mejor dicho fuera del tiempo juquetea entre sus plantas, hoyos y huesos preferidos.
Un mensaje envían desde un rincón junto al belloto otoñal a una velocidad de 9,8 m x segundo. Soy feliz aquí Master y estaré contigo hasta que se desprenda al eter la última de tus moléculas.
Poema de Paul Eluard (1942). Traducción libre de Marcelo.
Poema de amor que se transformó en un grito de rebeldía de la resistencia Francesa en Parías durante la segunda guerra mundial. Hoy puede ser un grito de libertad frente a esta pandemia que nos afixia en un encierro físico y espiritual que a ratos agota demasiado. Aquí en la música y voz de Madelaine Pyeroux en esta hermosa canción Liberté.
Libertad
En mis cuadernos de escuela En mi escritorio y los árboles En la arena y en la nieve Escribo tu nombre
En las páginas leídas En todas las páginas blancas Piedra sangre papel o ceniza Escribo tu nombre
En las imágenes doradas En las armas de los guerreros En la corona de los reyes Escribo tu nombre
En la selva y el desierto En los nidos y las emboscadas En el eco de mi infancia Escribo tu nombre
En las maravillas de la noche En el pan blanco cotidiano En las estaciones enamoradas Escribo tu nombre
En todos mis trapos azules En el estanque de sol mohoso En el lago de luna viviente Escribo tu nombre
En los campos y el horizonte En las alas de los pájaros Y sobre el molino de las sombras Escribo tu nombre
En cada respiro de la aurora En el mar y en los barcos En la montaña demente Escribo tu nombre
En la espuma de las nubes En el sudor del relámpago En la lluvia espesa y suave Escribo tu nombre
En las formas centellantes En las campanas de colores En la verdad física Escribo tu nombre
En los senderos despiertos En los caminos desplegados En los lugares que desbordan Escribo tu nombre
En la lámpara que se enciende En la lámpara que se apaga En mis razones reunidas Escribo tu nombre
En el fruto abierto en dos Del espejo de mi cuarto En mi cama de cascara vacía Escribo tu nombre
En mi perro goloso y tierno En sus orejas erguidas En su pata herida Escribo tu nombre
En el trampolín de mi puerta En los objetos familiares En la llama del fuego benigno Escribo tu nombre
En toda carne concedida En la frente de mis amigos En cada mano tendida Escribo tu nombre
En los cristales de sorpresas En los labios tiernos Muy por encima del silencio Escribo tu nombre
En mis refugios destruidos En mis faros colapsados En los muros de mi aburrimiento Escribo tu nombre
En la ausencia sin esperanza En la soledad desnuda En los pasos de la muerte Escribo tu nombre
En la salud devuelta En el riesgo desaparecido En la esperanza sin recuerdo Escribo tu nombre
Y por el poder de una palabra Recomienzo mi vida Nací para conocerte Para nombrarte LIBERTAD
Liberté
Sur mes cahiers d’écolier Sur mon pupitre et les arbres Sur le sable sur la neige J’écris ton nom
Sur les pages lues Sur toutes les pages blanches Pierre sang papier ou cendre J’écris ton nom
Sur les images dorées Sur les armes des guerriers Sur la couronne des rois J’écris ton nom
Sur la jungle et le désert Sur les nids sur les genêts Sur l’écho de mon enfance J’écris ton nom
Sur les merveilles des nuits Sur le pain blanc des journées Sur les saisons fiancées J’écris ton nom
Sur tous mes chiffons d’azur Sur l’étang soleil moisi Sur le lac lune vivante J’écris ton nom
Sur les champs sur l’horizon Sur les ailes des oiseaux Et sur le moulin des ombres J’écris ton nom
Sur chaque bouffée d’aurore Sur la mer sur les bateaux Sur la montagne démente J’écris ton nom
Sur la mousse des nuages Sur les sueurs de l’orage Sur la pluie épaisse et fade J’écris ton nom
Sur les formes scintillantes Sur les cloches des couleurs Sur la vérité physique J’écris ton nom
Sur les sentiers éveillés Sur les routes déployées Sur les places qui débordent J’écris ton nom
Sur la lampe qui s’allume Sur la lampe qui s’éteint Sur mes raisons réunies J’écris ton nom
Sur le fruit coupé en deux Du miroir et de ma chambre Sur mon lit coquille vide J’écris ton nom
Sur mon chien gourmand et tendre Sur ses oreilles dressées Sur sa patte maladroite J’écris ton nom
Sur le tremplin de ma porte Sur les objets familiers Sur le flot du feu béni J’écris ton nom
Sur toute chair accordée Sur le front de mes amis Sur chaque main qui se tend J’écris ton nom
Sur la vitre des surprises Sur les lèvres attendries Bien au-dessus du silence J’écris ton nom
Sur mes refuges détruits Sur mes phares écroulés Sur les murs de mon ennui J’écris ton nom
Sur l’absence sans désir Sur la solitude nue Sur les marches de la mort J’écris ton nom
Sur la santé revenue Sur le risque disparu Sur l’espoir sans souvenir J’écris ton nom
Et par le pouvoir d’un mot Je recommence ma vie Je suis né pour te connaître Pour te nommer LIBERTÉ
Sí, la innombrable inmensidad del desierto de Atacama un día te recibió sonriendo y cantando lleno de júbilo.
Como se recibe a un amiga querida que viene de lejos o como se recibe a la flor que aparece en la ventana en el principio mismo de la primavera.
Asií de generoso fue el desierto contigo, pero también implacable mostrándote de pura confianza la cruda realidad que vivía su gente en el principio de los siglos.
También te recibieron las ciudades y las usinas a carbón que transformaban el caliche de amarillos tonos en sacos de perlas blancas para la prosperidad de otros más modernos que nosotros.
El mar siempre saliente, presente y eterno celebra tu caminar desde el nicho a la tienda de novedades y curiosidades del centro. Festeja la caminata y la instrucción directa que te salvará la vida.
Tenías una piel hermosa que no conoció la vejez. Unos dedos de cuencas que heredaste de las montañas del valle del Elqui de igual forma que tu madre.
Hoy decidiste partir después de decir gracias por el alimento porque quién más que tú sabe lo que es no tenerlo para ti y los que vienen contigo.
Aquí desde mi encierro grito, río y lloro. También canto y respiro el aire fresco de ese desierto que nos enseñaste a querer, odiar y admirar.
Aquí desde mi encierro levanto mi bandera que espero se vea desde lejos. Tan lejos como aquellos paisajes hermosos que recorriste cuando estabas a este lado de la vida.