Vienes tarde otra vez, como tren de carga

Month: June 2020

La medida de la muerte

La muerte llega estos días de la mano de un virus incognito que, en su camino hacia el invierno del sur, deja atrás millones de cruces enterradas en cementerios improvisados como aquellos cunado niños dejábamos a nuestras mascotas.

La muerte en este tiempo, al igual que el impacto de un cometa em la superficie de un planeta, ha congelado la vida no permitiéndonos el último beso en la frente, la última caricia o el último mirar de unos ojos en vida de un querido.

Pero, ¿que hacen los científicos estos días cuando ella, sentada en la sala de espera de una UCI, aguarda al próximo pasajero que cruzará el Aqueronte?

Con modelos matemáticos, estadísticas complejas y peleas en el ring de los supuestos intentamos dar de una vez por todas con el número mágico exacto que represente la imagen de su medida.

Ella, que ha acompañado al homo durante siglos a través de su trayectoria, mira para atrás, se ríe y sigue con su meticuloso e implacable trabajo.

Una tela de cebolla

Chile es un velo, una tela de cebolla que cubre livianamente el paisaje. Es como uno de esos campos llenos de arañas australianas que viajan con sus paracaídas blancos, cubriendo absolutamente todo. Hay quienes argumentan que las instituciones con columnas jónicas y bibliotecas con leyes y decretos son una señal gloriosa de desarrollo. Bueno, eso y los notarios poniendo timbres, y firmas apuradas con lápiz pasta denotando eficiencia. ¡Hemos dominado y construido el paisaje!

Pero si uno mira con cuidado, la lámina de órden está hecha de cholguán, fonolas y pieles de gato teñidas con manchas de jaguar. La abundancia de hoyos se tapa con una mezcla de sopaipilla y chancaca untada hasta ser translúcida; o con mortadela cortada de visita, que es mucho más sabrosa (en mi humilde opinión). Si llueve mucho, o tiembla fuerte o aparece un bicho chico empiezan a relucir los hoyos.

Es de buen pobre guardar la base de la cebolla, plantarla y cosechar una nueva meses después. Así podemos tener más telas—cosidas con hilo negro y pegadas con engrudo—para cubrir los bosques de hualo, de espinos, y de ulmos. Un nuevo velo para cubrir levemente el paisaje, por lo menos hasta la próxima crisis.

Campo cubierto de telarañas en Australia.
Arañas Australianas (foto: EPA).

Lo que no se pierde

Después de meses navegando sin claro futuro, tratando de adivinar la próxima hora en base a historias y recuerdos quebrados en el suelo, me pregunto: ¿que va quedando?.

Después de haber recorrido durante medio siglo horizontes que esconden colores estridentes, bosques húmedos de hojas recicladas y profundas, me pregunto: ¿que vas sintiendo?.

Despues de haber descubierto abismos interminables, como surcos infértiles de hielo en la piel de un polo terrestre.

Después de haber sentido el silencio y de haber olido el perfumen de una imagen en una manaña post-tormenta.

Después de haber visto las alas de un albatros en el filo de una ola oculta por el humo de los cruceros.

Después de estar encerrado tanto tiempo en la jaula de mis torpes ideales…

¿Que es en realidad,

lo que la memoria no quiere dejar,

lo que no se tranza ni por un día más de sol,

lo que no se pierde y al final escogeras para llevarlo contigo a tu regreso?

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