Vienes tarde otra vez, como tren de carga

Month: February 2009

Extraño verano a baja frecuencia (II)

Mi idea de dejar la PID partió el 13 de diciembre de 2006 a las 19 hrs. Este día parecía ser un miércoles cualquiera, un poco metálico por las nubes y humedad que cubría la ciudad, por mi empeorada relación con mi pareja y por los últimos cuestionamientos al equipo de seguridad de carreteras del cual soy parte. En fin, sin grandes novedades.

Suena el teléfono y nos informan de una brutal colisión entre un bus que llevaba a un grupo de adherentes del candidato presidencial Omar Gacitúa Mendez (OGM) que volvía de una gira de dos semanas por el sur de la patria y un camión cargado de muñecas Baby Duly que son la última atracción navideña. Como es debido, luego de aceptar el código que da paso a nuestra salida, Rafael Guevara Berrios (RGB) y yo fuimos asignados a este caso.

La rutina dada por el duro protocolo de la DIP más un día nublado en diciembre y mis problemas personales solo me hacian pensar que sería un caso más entre 200 y que serviría para distraerme un poco.

– ¿Supiste cuántos muertos y heridos tenemos ? – me preguntó RGB.

– Ni idea, cosa que a estas alturas ya no me interesaba.

– ¡Recuerda que la última vez terminamos barriendo de sangre y mermelada la carretera y vomitando ese olor a fruta podrida en exceso que salia por todos lados!

– No puedo imaginar qué nos tocará contemplar con un camión repleto de muñecas Baby Duly entre medio- le dije.

Nuestro trabajo dentro de todo es simple. Es decir, llegamos depués que el humo, el fuego y los gritos ya está medios controlados y medimos lo que vemos. Es decir la dimensión de la catástrofe. Número de cuerpos enteros, miembros destrozados, fierros doblados como velas, bolsos y ropa desperdigados por todos lados, testigos, pintura, comida y bebidas, etc. Todo para saber, saber qué pasó y qué fué lo que se confabuló para dar paso a estos minutos de infierno.

 – Esta vez partiremos en helicóptero – me dice RGB, ya que nuestro epicentro fue a 500 km al sur, sobre un puente a tajo abierto.

– Déjame dormir un poco – le comento y trato de hacer un paréntesis y recordar mis últimas vacaciones en la playa junto a Amalia mi hija.

Extraño verano a baja frecuencia (I)

Dejé mi puesto de detective de la PID hace algunos días. -¿Cansado?, ¿jubilado?, ¿Echado de un puesto de 20 años? ¿De un puesto a comportamiento intachable de investigador de accidentes de carretera?. No, nada de eso.

Sólo dejé mi vida de la DPI por mi fatiga y mi rabia de no poder resolver algunos peculiares casos de accidentes de transito. Derrumbe de fierros en cámara rápida como caja de puzzle tirada al piso. Lo mío no eran cualquier accidente, como choque de viejecitas de supermercado o de cobro de pólizas de seguro de gerentes agobiados por sus deudas. Era la carretera profunda, húmeda, ciega y sin visiones ni compaciones.

Lo mio eran los accidentes. Volcamientos, atropellos, colisiones múltiples…todas al límite de lo permitido, es decir 120, 140, 200  km por hora. Imaginen muchos fierros retorcidos , peluches, malestas de viajes, libros y sobre todo recuerdos he ilusiones repartidos por todos lados. Bultos de miles de formas, tamaños y composiciones, cuerpos, sangre, tristezas, dolores….todo eso, cada día o noche, pero un trabajo de fin y sin muchos principios.

Ese era yo. Detective Gerardo Andrade de la PID, 190-7 carreteras y misceláneos graves, sí, sobre todo muy graves.

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