Vienes tarde otra vez, como tren de carga

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Descubrimiento

Fíjate en el sol en la cordillera. Ya esta pintando la ladera de color rosado.

Miran los árboles ya viejos. Las hojas nuevas son el elixir de su juventud eterna.

El tiempo pasa lento hoy. Ayer me consumí una semana a 365 días/hrs.

Si bajamos la montaña el mar correrá el horizonte un poco más al fondo.

Terminamos por molestarnos

Si al final del día repites las mismas hechos de la noche.

Si al final de la tarde sugieres eventos luminosos.

Si al final de la noche te niegas a borrar los últimos rayos del crepúsculo.

Como una flecha circular que corre 24 hrs atraves de las costillas

Si pensamos en la lógica

Todo parecería ir en buen rumbo.

Eclipses de sol acortando el día meridiano de los días, salidas de mar sobre ventanales antiguos, cenizas de ríos que inundan los cráteres volcánicos.

Al parecer, todo está en el orden que lo dejaron nuestros padres, el cual será el orden precedente que dejaremos a las nuevas especies.

¿Como saber cuando un reloj cambiará nuevamente su segundo?

¿Como saber cuando las hojas raptarán nuevamente un fotón al firmamento?

Eclipses de sol remanentes, salidas de mar remanentes, cenizas de río remanentes, espacios de vida remanentes.

Esto es lo que va quedando al imprimir en reversa estos últimos momentos.

Al final de la cuenta

Nos formamos como seres humanos y solo somos cuasi delfines.

  • Hemos creado la máquina y el humo remanente para acelerar las estaciones de las plantas y obtener así sus adelantados frutos.
  • Hemos creado complejos compuestos químicos para perpetuar el hielo y así dejar inmovilizada la carne de nuestros difuntos.
  • Hemos galopado sobre cometas pero aún tenemos miedo a la inevitable muerte.

Nos formaron como delfines y solo hemos alcanzado a ser seres humanos.

Así con la muerte

La muerte es un impresionante misterio

sobre la cual puedo buscar evidencias

solamente desde los espacios vivos.

La muerte es una contradición perpetua

detiene el rumbo de los días

acelerando el cambio de las estaciones.

Nada sabremos sobre ella

salvo que talves es una puerta

Hacia un espacio ya conocido.

Tiempo abyecto

De comentarios imbéciles, de palabras mal anudadas que solo sirven para llenar de ruidos las moradas electro configuradas.

De respuestas claudicadas a la razón que inflaman los televisores y nos hacen perder de vista las estrellas de la noche.

De imágenes basadas en lo obvio, donde el creador sigue los designios de la gran masa y la masa el perfume de sueños imposibles.

Ya no hay tiempo para caminar de noche/día.
Ya no hay tiempo para detenerse/seguir.
Ya no hay tiempo y no nos queda movimiento.

Pero poeta de este espacio. ¿Por que te quejas del tiempo?

¡Abyecto el poeta cibernético y su pluma de pedales a 4 bits!

¡Que borren su huella dactilar como castigo general!

Nadie se salvará de esta abyección general y de la muerte colectiva que les tengo preparada: a) por debajo de las mesas, b) entre los vidrios de las ventanas.

¡Atención a todos!

Solo los pájaros de la mañana podrán ser resucitados.

A la distancia máxima

Entre las hoja y el sol, solo existe una mirada.

Como un desierto que se cree bosque, como un bosque que quisiera volver a ser desierto.

Nada más extenso, nada más simple.

Solo una miranda.

Orientado al objeto

Básicamente ordenado en clases, sub-clases y líneas de dependencias.

Los ídolos renuncian a sus estatus de ídolos para mostrar que solo eran seres mortales.

Bojo el alero de un creciente otoño la luz pierde su fuerza procreadora llamando al invierno inmortal.

Ya vendrán los tiempo del delirio y de la inspiración para retomar las huellas.

Por ahora:

“solo objetos ordenados en clases, sub-clases y líneas de dependencias.”

Volver al ombligo

¿Quien dijo que el tiempo y el espacio son planos y lineales?

¿Acaso la tierra, la luna, el sol y nuestras cabezas de ritos meridianos no son redondos como un ombligo de ancestro?.

Hace algunos años salí a caminar sobre una circunferencias que tenía un radio infinito.

Ahora estoy aquí, en este espacio y tiempo mirando la espalda de mi partida:

  • la misma ventana y sus manchas de choques de pájaros al oriente
  • la misma puerta transparente con avisos de trabajos y un cartel con mi nombre al poniente
  • los viejos libros y revistas sobre la repisa mirando al norte magnético
  • y la enorme pizarra blanca llena de garabatos y líneas inconexas que deje al partir.

Como diría Marcel Jacob hace un tiempo, eso es análogamente volver al ombligo…

Pero debemos tener cuidado!

Traigo los ojos cargados de paisajes que aún no he logrado bien geo-localiza.

Cuándo dijimos cuándo

La parábola esgrimió un nuevo significado cuando le pedimos peras al olmo. Quiero un auto y un trabajo con sentido, consentido no soy pero me gustaría que sucediera por obra y gracia de nuestro (se)ñor, ése en que no creo mucho—o nada para ser honesto.

Predigo una visita y caminata, una búsqueda de conexión a esa sociedad de mi periferia. Al revés, yo soy la periferia y busco un noray para descansar unos minutos. ¿Cuándo fue la última vez que dijimos cuándo te veo?

Leo los periódicos, que frecuentemente cuentan salvajadas: intolerancia explotando en las esquinas. Debería ser obligatorio existir como immigrante, darse cuenta de que el chico pelo tieso quiere lo mismo que tú (¿te has visto al espejo? Tú, también chico pelo tieso). ¿Cuándo vamos a comer juntos?

¿Cuándo me vas a preguntar cuándo cualquier cosa?

El tren que vive de parábolas.

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