Uno de los problemas de mantener una presencia en internet a través de varios sitios es la inhabilidad de leer y dedicar tiempo a algo más elaborado que estos ‘artículos’. Artículos va entre comillas, porque en realidad son un par de párrafos cortos sin mayor elaboración. Borradores legibles, pero nada propiamente editado o pensado totalmente. Bueno, es la naturaleza de internet.

Quizás mi razón principal para disminuir el ritmo de publicación en este sitio es el poder leer algo más profundo. ¿Cómo lo explico? Algo así como pasar de leer panfletos o trípticos con personajes que son meros esbozos a un tomo de seicientas páginas con historias laterales y personajes que cobran vida. En cada momento libre he estado leyendo de The wind-up bird chronicle (ねじまき鳥クロニクル(1) creo que en castellano se llama ‘Crónica del pájaro que da cuerda al mundo’) por Murakami Haruki. En realidad no sé como contar en pocas palabras de qué trata el libro pero es bueno, realmente absorbente. ¿En qué iba? Ahora recuerdo. Hay unas pocas líneas, cerca de la página quinientos que motivaron estas palabras.

Me sucedió dos veces: una en Antumapu y la otra en el Parque Forestal, ambas en Santiago. La percepción o el sentimiento de que uno esta cerca de tocar algo extraño, una verdad fundamental o un temor primigenio. Un momento de claridad absoluta, en que uno no se atreve a darse vuelta. Algo está al alcance de la mano y, de repente, se aleja y todo vuelve a la normalidad. El mundo es el mismo circo, autos, gente apurada y árboles que se mueven con el viento.

Le conté a un amigo de mi experiencia, pero el la descartó de un plumazo. No me creyó o consideró que yo me estaba haciendo el místico (quizás influenciado porque en esa época yo practicaba T’ai Chi) o cualquier otra razón. Pero fue cierto como la luz del día: estuvo al alcance de la mano, cruzó la calle y no la he vuelto a ver. Sin embargo, esta semana encontré una descripción escrita por un japonés en un libro que saqué de la biblioteca casi por accidente. No descarto volver a encontrarnos.

(1) Si no se ven los caracteres es que te falta una font de japonés.