El temor de las gaviotas es el olvido, por eso batallan día y noche por mantenerse en el aire. Las gaviotas no usan computadores—al menos no comunmente—pero si lo hicieran estarían en una corriente constante cambiando su status en Twitter y Facebook. Estoy moviendo un ala, ahora estoy moviendo la otra, cagué a un humano distraído, acabo de pescar un pez. No, corrección: se escapó. Le quité un pez a otra gaviota… y así sucesivamente.
Las gaviotas buscan establecer una vida virtual, que puede ser observada y admirada por otras gaviotas. ‘Mmm, esta gaviota parece ser exitosa, aunque nadie daba un peso por ella’, piensan las otras gaviotas. ‘Mmm, esta gaviota usa Olapón y por eso tiene todas las plumas brillantes’ piensan las otras gaviotas… y así sucesivamente.
Otra de las herramientas contra el olvido son la memoria selectiva y la nostalgia. Las gaviotas extrañan los días en que volaron más rápido y sus plumas eran más blancas. Las gaviotas repiten sus historias exitosas y olvidan los fracasos de pesca. Y así venden una vida editada a todas las otras gaviotas que leen ávidamente los cambios de status con envidia secreta.
[Con perdón a Juan Salvador]
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