Luca Prodan se rió de la bandera Argentina
Yo quiero a mi bandera (bis4)
Planchadita (bis5)
La bandera de Chile fue descrita intensamente por Elvira Hernández (PDF de legalidad disputable):
Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile
en boca cerrada no entran balas
se callaallá arriba en su mástil.
Nos juntamos a comer con amigos y la presencia del Union Jack es inescapable. Una bandera chiquita en la cocina, unos banderines en el patio, los individuales en la mesa. Treinta y cinco años atrás el Union Jack estaba en Picadilly Circus, disquería en Providencia. Las banderas nos transportan, pero son pedazos de genero, matamos por la bandera, torturamos bajos sus colores y saludamos con un beso. Tapamos la cara con la bandera tricolor y es ‘por la patria’. Planchadita, planchadita, planchadita…
Es el hermoso azul Wünelfe, el lucero de ocho puntas. Resistencia contra los chilenos basada en el poder de Venus.
S (ese era nu nombre) tuvo su casa rayada con la bandera de EEUU acusado de espía. Nadie sabía que había renunciado a su ciudadanía décadas atrás, avergonzado por Vietnam, y que jamás logró regresar: murió en Australia sin poder ver nuevamente la bandera.
Izar, arriar, izar, arriar, izar, arriar hasta perder el sentido como dijo Elvira. Flotando gigante entre edificios fiscales, un símbolo monstruoso hecho de tela de paracaída, un símbolo acogedor como un té con miel y limón.
Si uno mira atentamente la ciudad parece una bandera, sucia, deshilachada. La bandera de la policía repartiendo palos, la bandera de los resignados a continuar en movimiento perpetuo, la bandera de la poetisa urbana.
Henry
Luca hablaba de cosas que parecían banales pero muy pocos entendían. Cosas que hasta el día de hoy, muchos siguen sin comprender.