El macro-profeta dice macro-profecías sobre un macro-dios que gobierna las leyes de su macro-universo.
Habla con un macro-discurso que atrae a macro-multitudes que lloran y se emocionan con macro-sentimientos. Sus macro-milagros sanan a los macro-pobres del planeta dejando en su verdadero lugrar y justicia a las macro-economías del mundo.
Al llegar, el macro-profeta ha generado macro-problemas a los macro-gobernadores de turno. Han mandado a buscar a macro-científicos y macro-sacerdotes para rebatir las macro-verdades que de su macro-boca salen como macro-caudales de rio.
El macro-profeta duerme en un macro-bosque al borde del macro-desierto de Atacama. Lo cuidan tres macro-señoras que por pura macro-bondad decidieron dedicarle sus vidas.
Sale el macro-astro Sol y el macro-profeta empieza la mañana deleitarnos con su juego de micro-fotosíntesis.
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