Nada más natural en mi que levantarme primero en la mañana y mirar el espejo.

El espejo que refleja una noche en vela, de pasión de olvido o de luna lleva vacia de invierno.

Nada más natural luego, que preparan un café, encender una estufa y esperar a que llegue el diarero con su práctica matutina de lanzador del disco. A las 6:30 de la mañana caen noticas añejas, noticias que no leeré que solo miraré mientras el café se consume fresco.

Nada más natural en mi que ver crecer un quillay por mi ventana y a ratos volverlo a mirar pasa deducir como irá el día, la estación entrante, el universo.

Nada más natural el dejar la oficina abierta y decirle buenas tardes, como está usted, ya le pasó la tos, parece que llovera de nuevo a la señora encargada de remover los defectos de un día completo en mi oficina.

Nada más natural en mi es intentar llegar a la casa y hacer esfuerzo por desenchufar la cabeza para jugar libremente al gato, a las bolitas o al memorice antes de pensar en como irá el día de mañana. Tu me dices: – hechemos un cachipúm!-.

Tijera: pienso que la vida es muy corta cuando le enconto un sentido infinito en las manos que tiran este juego

Papel: pienso que el sin sentido de la vida pierde el juego en este redondo espacio contigo

Piedra: a ratos me muevo entre estas dos sutiles hierbas