A veces, los días de lluvia revelan los tatuajes de los árboles. Tribus, gangs, clubes de membrecía exclusiva quedan marcados en la corteza (o bajo ella). Así los árboles se reconocen, guiñan con las ramas y dicen hola. Después con el sol pasan a estar nuevamente de incógnito.

Eucalipto tatuado (Foto: Luis).