Después de las formalidades de llamadas de larga distancia, saludos de Año Nuevo y disculpas por diferencias horarias volvemos a la conexión usual. Como si hubieramos estado hablando la semana pasada o, tal vez, la antepasada. Ese click instantáneo es una de las virtudes de muy pocas amistades, más aún si estamos hablando de casi cuarenta años.
Para variar terminamos en un tema curioso, un apocalipsis de zombis en La Habana, ciencia ficción China y otras curiosidades literarias. No sé cuando vamos a hablar de nuevo, pero sí sé que va a funcionar como de costumbre, como si solo hubiera pasado una semana y trayendo temas dispares, casi inverosímiles, pero siempre interesantes.
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