Lo sabias cuando entraste a la sala del museo de La Moneda en ese Santiago de Chile.
Buscando pesares escondidos en las piedras o un momento para descanasar al tumulto de hombros que marchan por la ciudad.
No encontramos en un rincón indefinido y me dijiste “mi mirada no se detiene con el tiempo”
Afuera todo seguirá normal, normal como nuestro primer beso después de la catástrofe.
(Fotografía Marcelo Miranda (c) )
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