Dos días seguidos jugando, apretando botones, cumpliendo objetivos, casi al tope de la tabla de posiciones. Se me caían los párpados, pero con el par de pastillas, le seguí dando. Salto, disparo, movimientos rápidos, ágiles y otro alien caído más. Después de otros cinco, los invasores huyeron despavoridos, de vuelta a sus guaridas en los sitios eriazos con montículos de piedras. La pantalla mostró “Bonus points, Cabo Martínez. ¡Bien hecho!”.
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