Vienes tarde otra vez, como tren de carga

Author: Luis Page 8 of 15

Chicharras

Estas últimas dos semanas el espacio sonoro se ha visto invadido por chicharras, a veces ensordecedoras, a veces suavemente enfatizando el silencio. Eso y la humedad a la cual no estoy acostumbrado. ¡Es cuarenta y tres grados y medio latitud sur!

¿Cómo te explico? A la altura de Guaitecas, pero en el medio de la nada. Puedo viajar hacia el oeste por miles de kilómetros sobre agua, pasar por bajo Australia, bajo Asia, bajo Africa y no tener dónde parar (excepto agua). Por alguna razón que aún no entiendo, esa distancia me produce relajación. Pero la mayor parte del tiempo no existe la combinación precisa de temperatura y humedad de chicharras. Puedo viajar hacia el este por miles de kilómetros sobre agua y no tener dónde parar hasta llegar a Guaitecas.

A veces me da susto tanta distancia y me sorprende ver chicharras. Otras veces me fascina tanta agua: ¿de dónde viene, qué va a pasar con ella? ¿Hay algo especial en esta cruz gigantesca de paralelo y meridiano o es un mero accidente lleno de chicharras?

La respuesta es, las respuestas son [se interrumpió la conexión].

Mujeres: una visión antropológica en Google Suggest

En un momento de aburrimiento, fui al sitio de Google de todos los países hispanoparlantes anotando las tres primeras palabras que eran sugeridos cuando uno escribía “mujeres”:

  1. Argentina: sin ropa, hermosas, asesinas.
  2. Bolivia: desesperadas, sin ropa, bolivianas.
  3. Chile: ricas, rusas, sin ropa.
  4. Colombia: sin ropa, prepago, lindas.
  5. Costa Rica: ricas, del 2000, en hilo.
  6. Cuba: bellas, en cuba, en ropa interior.
  7. Ecuador: ricas, en hilo, colombianas.
  8. España: y hombres y viceversa, y hombres, hombres y viceversa.
  9. Guatemala: ricas, en ropa interior, sin ropa.
  10. Honduras: ricas, en hilo, sin ropa.
  11. México: asesinas 3, asesinas, sin ropa.
  12. Nicaragua: y hombres y viceversa, y hombres, hombres y viceversa.
  13. Panamá: panameñas, solteras, sin ropa.
  14. Paraguay: paraguayas, sin ropa, hermosas.
  15. Perú: en hilo dental, sin ropa, hermosas.
  16. República Dominicana: de figueroa agosto, en bikini, sin ropa.
  17. Uruguay: sin ropa, en ropa interior, hermosas.
  18. Venezuela: sin ropa, en hilo, venezolanas.

Prioridades.

Bien impresionante Don Futuro

Estuve leyendo un pequeño post de Jorge Baradit acerca del futuro y escribí el siguiente comentario:

Fue William Gibson que dijo ‘El futuro ya esta aquí, pero desigualmente distribuido’ o algo así.

Opino que nuestro presente, el futuro de cincuenta años atrás, es mucho más dramático que lo predicho. El problema es que desde nuestra perspectiva ha sido un cambio gradual; es como envejecer. Aparece una cana por aquí, una arruga por allá, pero nos vemos en el espejo todos los días. Sin embargo, un día cualquiera nos encontramos con un amigo de antaño, que nos recrimina el haber envejecido ‘de repente’.

Nuestro idioma ha cambiado y lo torturamos diariamente, para meter a presión ideas a medio pensar en 256 o 140 caracteres. Nuestra versión española de Nadsat o Cityspeak, que nos permite formar paquetes que pasan por la red, por satélites y aparecen casi immediatamente a miles de kilómetros de distancia. Soy yo escribiendo a 9370 km de distancia, desde el sur de la Tierra Media, con una gramática bastarda.

Nuestros bolsillos llevan bibliotecas y centros de música con colecciones que hemos obtenido gratis, debido a la gentileza de extraños y ante la desesperación de los dinosaurios que son las editoriales y sellos musicales. La industria de la música duró menos de 50 años. Los periódicos agonizan porque quién quiere pagar por algo que se puede obtener gratis. Y más rápido. Y en cualquier idioma.

Usando mi tarjeta de crédito puedo acceder a una compañía en otro continente, que gustosamente puede enviarme los elementos para trabajar en modificación genética en la cocina de mi casa. Y sigo una receta, combino genes, silencio genes y… Creo que olvidé mencionar que cualquier persona puede hacerlo, no en una universidad, o un instituto de investigación. Tú, el que va caminando por la calle.

Jorge mencionó la privacidad, o la falta de ella. Presiono un botón virtual en mi teléfono, que despierta al GPS y le dice al teléfono que envíe mi posición cada segundo a un sitio en la red. Mis amigos saben dónde estoy, saben que voy caminando a 5.3 km por hora en dirección 283 grados.

Y nada de esto nos impresiona porque pasó de a poco. Bueno, quizás a la gente de más edad o a los Luditas de costumbre les escandalice que tengamos la desfachatez de decirle al mundo que estamos tomando un café de desayuno y que el pan está medio duro. Pero cuando medio mundo transmite, mi desayuno es un ruido más en la masa tratando de llamar la atención en Twitter.

Mientras tanto, tenemos una parte del planeta que vive 70 u 80 años en nuestro pasado, muriendo de enfermedades que ya no deberían ocurrir. Al mismo tiempo, tienen parte de nuestro futuro y mandan SMS desde zonas sin electricidad, sin caminos pavimentados, pero con recepción de celular. EL futuro está desigualmente distribuido, pero bien mezclado, con chips rodando en bicicletas viejas y sudacas colgándose de la luz y de los satélites.

Yo digo ‘Bien impresionante Don Futuro’.

Definitivamente el proceso no es estacionario

Después de años de entrenamiento en la central de alta tecnología de Tren de Carga, nuestro enviado especial se ha lanzado a la vida ferroviaria. Los milagros de la tecnología—microchips implantados en todo su cuerpo—nos permiten seguir su estela en el hemisferio norte.

Facebook, Twitter, WordPress nos recuerdan que nuestro enviado especial, comando boina verde ferroviario, está en la estación apropiada. O está mirando el desplazamiento horizontal del paisaje. O respirando flores de otros países que pasan volando por su ventana. O estancado en un compartimiento con extraños que insisten en meter conversación. O está confirmando la anisotropía espacial a lo largo del continente.

Definitivamente el proceso no es estacionario.

Después de años de entrenamiento en la central de alta tecnología de Tren de Carga, aún no hemos podido eliminar la nostalgia de la familia lejana, o del pájaro muerto en el andén de la estación, o de mirar esa conjunción de luces que nunca más será repetida exactamente. Esa es precisamente la mayor ventaja del entrenamiento provisto en la central de alta tecnología de Tren de Carga: comandos que no han perdido su humanidad.

Enviamos saludos fraternos a nuestro enviado especial se ha lanzado a la vida ferroviaria. Le deseamos éxito en su misión de entender la variedad espacial del paisaje a escala gigantesca; también le deseamos éxito en su regreso largo y extemporáneo al sur del espacio anisotrópico.

Buen viaje.

Apoyamos la Escuela Jedi

Comunicado: Tren de Carga apoya el trabajo de la Escuela Jedi de Chile. ¡En serio, poh!

Escucha Chile

Visto aquí:

La embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Chile rinde un homenaje a este luchador del pueblo, digno ejemplo de consecuencia revolucionaria, responsabilidad y sacrificio, que tras su desaparición física se une a figuras como Emilio Recabarren, Salvador Allende y Gladys Marín como fuentes morales y guías en el desarrollo de la Izquierda chilena y latinoamericana.

¡¡Compañero Luis Corvalán!!
¡¡Presente, Ahora y Siempre!!

Y después se escuchó un aviso de crema lechuga en la radio de onda corta. El futuro pasado nos visitó—así de incógnito—para traer una noticia extemporánea. La misma República Bolivariana de la plata dulce en los tiempos de Escucha Chile. Contradicciones temporales.

Para el bronce

Patriotismo de fútbol = amistad de facebook.

¿Qué es cierto?

Hubo un tiempo en que la imagen era la realidad. Bueno, al menos que uno fuera purgado por alguna dictadura a la Stalin, en que alguien se daba el trabajo de retocar “cuidadosamente” para borrar toda huella de alguna fotografía oficial. Otros intentos igual de atorrantes fueron fotos retocadas de la candidatura de Alessandri, ahí, en el año del ñauca.

Qué darían esos retocadores de otrora por tener la tecnología de hoy:

Creando explosiones de barcos inexistentes, personajes a medio congelar en un estudio en LA. ¿Cuál parte es cierta en esta película? ¿Son esos árboles reales? ¿Los automóviles, los pájaros? ¿Cuánto tiempo falta para que los actores sean totalmente digitales y no los podamos diferenciar de un humano?

¿Qué pasaría si eliminaramos todas las copias de una foto y la reemplazaramos con una realidad recreada, sin que fuera posible ver la diferencia? La foto original no existe, nunca pasó.

Un día las imágenes van a escapar del cine y vamos a tener ‘realidad’ manipulada al instante. Una vida de telones verdes constantes. Entonces nos vamos a preguntar ¿qué es cierto?

Contracarta

Las ideas no mueren; las palabras a veces sí, a veces no. Los cuerpos cansados siempre fenecen: cada día vivimos un poco y morimos un día a la vez.

En este universo entrópico tratamos de aferrarnos a una instantánea. ¡Flick! y Vicente es eterno. ¡Flick! Juan Luis Martínez. ¡Flick! Jorge Teillier es capturado escribiendo poemas mientras empina el codo. ¡Flick! Y ya se fueron, dejando palabras que nosotros cuidamos como hueso de santo.

¿Qué cuidamos cuando atesoramos las palabras?

Sonidos, ideas, momentos. Intangibles, conexiones neuronales. Té con pan tostado con palta y un libro manchado por accidente. Ropa húmeda por la lluvia: no nos dimos cuenta mientras leíamos.

No fosas vacías, flores secas, cruces chuecas por el viento marino. No la ausencia de familiares cercanos. Esos son parte del capullo de Vicente, lo que dejó atrás cuando paso a nuestra imaginada eternidad.

Antes de ayer caminaba por un pasillo del departamento de ‘Modern Languages’ en un intento de hablar con un tutor de japonés. De repente un retrato me miró desde una puerta: Huidobro dibujado por Picasso. Nueve mil kilómetros y tanto de recuerdo. Su tesoro nos asalta desde las puertas.

Cuando sea mi día quiero que me transformen en cenizas. Algún voluntario se orientará desde donde viene el viento—para evitar accidentes desgraciados—y liberará mis moléculas. Ojalá que en un bosque (no pino radiata, por favor), o en un río. Y así coy a estar en todas partes, una molécula a la vez.

El temor de las gaviotas

El temor de las gaviotas es el olvido, por eso batallan día y noche por mantenerse en el aire. Las gaviotas no usan computadores—al menos no comunmente—pero si lo hicieran estarían en una corriente constante cambiando su status en Twitter y Facebook. Estoy moviendo un ala, ahora estoy moviendo la otra, cagué a un humano distraído, acabo de pescar un pez. No, corrección: se escapó. Le quité un pez a otra gaviota… y así sucesivamente.

Las gaviotas buscan establecer una vida virtual, que puede ser observada y admirada por otras gaviotas. ‘Mmm, esta gaviota parece ser exitosa, aunque nadie daba un peso por ella’, piensan las otras gaviotas. ‘Mmm, esta gaviota usa Olapón y por eso tiene todas las plumas brillantes’ piensan las otras gaviotas… y así sucesivamente.

Otra de las herramientas contra el olvido son la memoria selectiva y la nostalgia. Las gaviotas extrañan los días en que volaron más rápido y sus plumas eran más blancas. Las gaviotas repiten sus historias exitosas y olvidan los fracasos de pesca. Y así venden una vida editada a todas las otras gaviotas que leen ávidamente los cambios de status con envidia secreta.

[Con perdón a Juan Salvador]

Gaviota en Twitter: ‘Estoy parada en un auto de tren de carga’.

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