Vienes tarde otra vez, como tren de carga

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Elecciones

En general no escribímos de política; o quizás sí, pero no de lo contingente y divisiones de poder, sino que de los temas que afectan a toda la polis. Sin embargo, esta vez es diferente porque vienen las elecciones y—desde la distancia—me dieron ganas de entender lo que sucede.

En el caso de Tren de Carga somos dos individuos, que a veces estamos de acuerdo y otras veces en desacuerdo. Me gusta que sea así y que nuestra “sociedad subversiva”, en el sentido de erosionar ligeramente esa realidad cotidiana, funcione de todas maneras. En cierta medida buscamos lo mismo, mientras que queremos cosas diferentes con algunos puntos en común.

Esta parte de Tren de Carga (Luis) quiere más libertad en todos los ámbitos. Libertad económica sin libertad política y social (la derecha) es insuficiente. Libertad política sin libertad económica (la izquierda) no alcanza. Por eso, en algún momento dijimos que somos ultravioleta, más allá del espectro visible.

Yo quiero más capitalismo, pero del de verdad, no de esa versión amordazada en que los apellidos valen más que la capacidad. Todavía somos esclavos de un sistema de castas que se ha mantenido por varios siglos. Quiero ver un gerente de empresa de apellido Catrileo, Chihuailaf o Lienlaf no porque haya cuotas, sino porque vivimos en una sociedad que da oportunidades a gente capaz. No quiero un “problema mapuche”, porque todos somos (parte) mapuches. Tenemos un problema de propiedad de tierra y de discriminación terrible, que debe ser solucionado dentro de un marco legal.

Esa sociedad teórica invierte en educación, pero de manera inteligente. Premia a los profesores porque son buenos, no porque llevan muchos años haciendo el mismo trabajo mediocre. Eso requiere voluntad política. Tenemos educación bilingue que incluye los idiomas originales de Chile.

Esa sociedad no tiene salario mínimo, no porque no quiere proteger a los trabajadores, sino porque la gente tiene la capacidad de generar ingresos más allá de cualquier mínimo artificial. De nuevo, eso requiere educación y darle a los padres la oportunidad de escoger donde sus hijos estudian.

No quiero subsidios agrícolas, que protegen a unos pocos productores. Todos pagamos más por algunos productos, para proteger a unos pocos. No es justo, sobre todo para los más vulnerables en nuestra sociedad.

Ninguno de los candidatos calza en esta historia. Los candidatos a presidente llaman, prometen y presentan la elección como “sólo yo puedo resolver tus problemas”. Ese es un falso dilema, porque solamente nosotros podemos resolver nuestros problemas. Simple. Por alguna extraña razón proyectamos nuestros deseos en una figura política, pero esa sociedad teórica no comienza con un nuevo presidente, sino con cada uno de nosotros: reclamando, creando oportunidades y haciendo cosas pequeñas, pero importantes. Y un día Lienlaf va a ser gerente.

Experimento

Marcelo me dejó pensando con esa transición de ‘ayer a más ayer’ y cómo tenemos puntos de comparación. Tenemos una referencia ‘humos madereros’ y ‘bosque desocupado’. ¿Qué pasaría si abandonáramos toda referencia? ¿Qué tal una tabula rasa?

Un experimento mental: borramos todos los archivos de noticias desde el 30 de Septiembre del Año de Nuestro Señor 2009 hacia atrás. La próxima vez que uno prende la televisión y un político abre su boca para expresar un lugar común o cliché acerca del escándalo de moda en Agosto—como es la costumbre en esa ocupación—no hay referencia en archivo. No hay imágenes, no hay absolutamente nada. El (o ella) no puede hablar de la necesidad de continuar REMPLACE TEMA DE MODA AQUI. Ella (o el) no puede argumentar la necesidad de parar REMPLACE TEMA DE MODA AQUI.

No hay incendios enormes de alerces, las estatuas en la calle son desconocidos de bronce que nos miran lenta y curiosamente, no hay gesta invaluable del pueblo, no hay caso A, B o C, no hay gorilas golpistas, no hay TranSantiago, no hay.

Lo único que hay es la ‘pretérita incertidumbre del futuro próximo’. Hay que inventar el primero y el dos y el tres de octubre y seguir inventando días.

Fin del experimento. Retornemos a nuestra realidad y no olvidemos las frutillas recicladas.

Sociedad elástica

Pasamos de la pobreza a la extrema riqueza.

Del beso amargo en la mejilla a los abrazos eufóricos de un partido de futbol.

Del humo maderero a los ciber reactores de energía biónica.

Bosque desocupado  –> suelo ocupado a fibra óptica.

Música en bits –> paradoja cibernética al derecho de autor.

Pasamos del ayer al más ayer.

Del más ayer al pretérito incertidumbre del futuro próximo.

Vaciamos las calles de árboles  y llenamos las avenidas de paneles de propaganda.

Crecemos edificios borrando con el pié las góticas medias aguas mediterráneas.

Crecemos ciudades hacia los extremos dejando los centro cada vez más perforados.

La lavanda da perfume a plástico reciclado.

El tarro de basura huele a frutillas recicladas.

Nada especial mis amigos.

Solo la sociedad en su elástica onda de sobrevivencia, de ida y vuelta, de ida y vuelta.

10 de enero

10 de enero, 1893 nace en Chile el gran maestro poeta de lo imaginario Vicente Huidobro.

10 de enero, 1950 nace en Chile el poeta de los volados paisajes de desierto de atacama Raúl Zurita.

10 de enero, 1951 nace en Chile el poeta de la nueva forma de risa y de los planos en vertical Diego Maquéira.

10 de enero, 2005. Que sorpresa nos traes entre tus sueños de pájaro cuadrado mi querido Diego Miranda?

Hablando de trenes

Desaparecido por un tiempo, de viaje, sesenta mil kilómetros para mirar el planeta desde otra perspectiva. No, si en realidad yo quería escribir algo, pero las palabras no me salían por la punta de los dedos.

Te cuento un secreto: he estado buscando trenes. He encontrado muchos abandonados, fuera de servicio, con el óxido carcomiendo lenta—pero inexorablemente—los esqueletos de metal. He saltado de continente a continente pateando rieles entre los que crece el pasto. ¡Hay incluso casas entre los durmientes! Cómo no van a estar seguros de que los trenes ya no pasan por ahí.

Sin embargo, la semana pasada estuve en la locura ferroviaria. Un par de vuelos me llevaron de Christchurch, a Auckland y de ahí a Narita, al lado de Tokio. Después de la decepción inicial—ni Ultraman ni Godzilla estaban peleando pasando a llevar los edificios, con sus espaldas con cierre—llegaron los trenes. Claro, una variedad increíble. Si dejamos por un momento el Shinkansen de lado, tenemos trenes normales, semi expreso, expreso, muy expreso, etc. El poder entender el sistema de líneas y conexiones me va a tomar una vida. Pero anduve en esos carros confiables, que decían ‘el tren va a llegar a las 5:36′ y estaba a las 5:36. Sin vidrios quebrados, con baños limpios, lleno de japoneses.

Esperando el tren en Hokkaido.

Japoneses comunes y corrientes, y de esos teñidos de rubio y permanente. ‘Más raro que Japonés con rulos’ decían Inodoro y Mendieta. Ni tan raro en estos días… Gente cabeceando de sueño, mecidos por el tren que los llevaba de los suburbios al estómago gigante de una megápolis. Tokio, Osaka, Kioto, Sapporo, todos con trenes y subterráneos vivos a las horas más extrañas.

¡Estoy de vuelta! pero no soy el mismo. La vida se tornó confusa después de los trenes alucinantes. Quiero más arroz y sopa de desayuno, calamares completos (con cabeza, pies y cola) y un poco de vino de arroz en la noche. Y, por supuesto, quiero más trenes moviendo aquellos somnolientos hacia el centro del universo.

Conflicto indígena

Si el 90% de la población de Chile portamos un 70% de genes indígenas

=> mis amigos que:

el conflicto indígena es un conflicto “entre indígenas”.

Entre 40 y 50

Suficientemente viejo como para tener experiencia

Suficientemente joven como para todavíia tener ideales

De tijeras, papel y piedra

Nada más natural en mi que levantarme primero en la mañana y mirar el espejo.

El espejo que refleja una noche en vela, de pasión de olvido o de luna lleva vacia de invierno.

Nada más natural luego, que preparan un café, encender una estufa y esperar a que llegue el diarero con su práctica matutina de lanzador del disco. A las 6:30 de la mañana caen noticas añejas, noticias que no leeré que solo miraré mientras el café se consume fresco.

Nada más natural en mi que ver crecer un quillay por mi ventana y a ratos volverlo a mirar pasa deducir como irá el día, la estación entrante, el universo.

Nada más natural el dejar la oficina abierta y decirle buenas tardes, como está usted, ya le pasó la tos, parece que llovera de nuevo a la señora encargada de remover los defectos de un día completo en mi oficina.

Nada más natural en mi es intentar llegar a la casa y hacer esfuerzo por desenchufar la cabeza para jugar libremente al gato, a las bolitas o al memorice antes de pensar en como irá el día de mañana. Tu me dices: – hechemos un cachipúm!-.

Tijera: pienso que la vida es muy corta cuando le enconto un sentido infinito en las manos que tiran este juego

Papel: pienso que el sin sentido de la vida pierde el juego en este redondo espacio contigo

Piedra: a ratos me muevo entre estas dos sutiles hierbas

Recuperación de la memoria

No soy fanático de la pelota, ni de la cueca (que me patea el hígado) y el vino con Coca Cola (sí, el nunca bien ponderado ‘jote’) causa estragos en mi digestión. Quizás es más fácil partir así, definiendo lo que no soy o no me acomoda. Definición por negación, aunque multiplicando por menos uno no da el resultado apropiado.

Entre mis obsesiones están la lectura, entender la complejidad de modelos lineales mixtos, andar en bicicleta cuando hay buen tiempo, un buen solo de guitarra (como ‘Eruption’, que escupen los audífonos en este momento), capturar imágenes y torcer tradiciones. ¿Ves? Nada muy personal; uno puede escribir miles de palabras sin mencionar el nombre de la mascota o mi café favorito.

Pero el tema de hoy es la memoria. ¿Cuánto puede uno crecer sin aceptar la memoria? Personalmente puedo negar lo que pasó (o no) pero igual ocurrió. No estoy hablando de nada en particular, sino que de X. Si X sucedió, X es parte de mi memoria. Como país ignoramos a conveniencia: matamos a los Selk’nam y pagamos por oreja; torturamos a ese tipo que camina ahí, por la vereda del frente, que insiste en que las empanadas no quedan bien con horno eléctrico; vendemos aire envenenado de Mayo a Septiembre, especialmente a los que menos tienen para pagar.

De repente hay una voz. Y nos quedamos en silencio. Una y otra vez.

¿Qué pasaría si no pudieramos olvidar? ¿Sería (in)tolerable? Entre mis obsesiones también está la memoria, o falta de ella, y cómo afecta lo que pensamos y sentimos y hacemos. El lenguaje de la memoria, el lenguaje de la negación. Noooo. ¿Cuándo? El uso del reflexivo: se cayó, se quebró, se murió. La incoherencia de la memoria selectiva.

Mea culpa. Quiero recordar. Absolve, Domine, por la falta de memoria.

De ideología y doctrinas

A la salida de clases se acercó un estudiante a preguntandome sobre la última prueba de cátedra.

Su conversación me parecía un poco nerviosa dada la nota que había sacado: un generoso 4,1 lo cual considero bien puesto bajo mi perspectiva de profesor exigente.

Luego, note que sus mejillas enrojecian al discutirme sobre la definición de anisotropía espacial, cosa extraña y poco importane desde mi perdida perspectiva académica de recambio contínuo de ideas.

De pronto, todo giró en 90° cuando el estudiante sacó de su bolsillo una pistola creo que calibre 44 y tomó del pelo a Helena mi ayudante, gritándome que ya la cortara con la anisotropía que lo único que hacia era desarmanr su ya frágil entorno espiritual isotrópico….plano y seguro.

En la desesperación y gritos de todo el mundo en el hall central de la facultad, no sabía que hacer ni que pensar ni a donde mirar. El tiempo se detuvo y con ello todo lo que arrastra a su alrededor y a su continuo paso.

Yo,  a gritos le decia que solo era una puta definición y que si quería la olvidabamos ya que estaba lejos de ser lo más importante de mi fome curso de “dinámicas estructurales de ecosistemas mediterráneos”.

No, no, no, gritaba mi alumno, bajo los chillidos histéricos de Helena mi fiel ayudante. Que mi desgraciada definición lo tenia hasta las masas, sin dormir hace tres meses y que la solución era que yo me retractara públicamente o pagara con mi vida, ya que el no estaba dispuesto a vivir con ese “ruido de decepsión en sus oido”.

Ok, ok, ok, le grite, por la misma puta calmate de una vez! (ya se sentían a lo lejos las sirenas de la policia del campus que se acercaban a controlar esta imagen Kafkeana del mes).

Luego de estas palabras, abrí muy despacio mi computador y escribí el siguiente mensaje a pedido de mi estudiante…

“Lo de la anisotropía es una huevada. El universo, las galaxias, los planetas la tierra se configuran solo de forma anisotrópica, solo de forma anisotrópica. Acto seguido, el mensaje se perdió en la infinita lista de mis contactos…

Ya es un mes que estoy con licencia en mi casa y no quiero volver a pisar una sala de clases.

Los nuevos descubrimientos que terminan en tajantes postulados, ideas y definiciones muchas veces sobrepasan las realidades de algunas personas.

El paso de una idea a ideología o a doctrina es una verdadera catástrofe y las personas muchas veces, están tontamente dispuestas a dar la vida por sus ideas, dar la vida por sus ideologías o por sus rígidas doctrinas.

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